Molino de aceite
Del olivo a la esencia: el alma de Terra Alta en cada gota de aceite
En Caterra, el cultivo del olivo es una tradición que se transmite de generación en generación. Aproximadamente el 90% de nuestros socios cultivan olivos, ya sea mediante métodos tradicionales o con el apoyo de maquinaria moderna, pero siempre con un mismo denominador común: el respeto por la tierra y el esmero en cada etapa del proceso.
Ese cuidado se refleja en la calidad de las aceitunas, que son llevadas a nuestras prensas con el máximo rigor para obtener un aceite que honra nuestras raíces y nuestra comarca.
Hoy, Caterra elabora aceite de oliva virgen extra a partir de unas 325 hectáreas de olivar acogidas a la Denominación de Origen Protegida Terra Alta. Nuestros campos cuentan con una densidad de alrededor de 150 olivos por hectárea.
La variedad Empeltre, autóctona y de gran carácter, y la Arbequina, apreciada por la delicadeza y excelencia de su aceite, se cultivan a partes iguales en nuestro olivar. Juntas, en equilibrio perfecto, dan vida a un aceite único, reflejo fiel del paisaje, el clima y la dedicación de quienes lo trabajan.

Historia
Del olivo a la historia: el legado milenario del aceite de oliva
La historia del aceite de oliva va de la mano del cultivo del olivo, un árbol milenario que echó raíces en la península ibérica desde tiempos romanos. Fueron, sin embargo, los árabes quienes consolidaron su cultivo, sentando las bases para que España se convirtiera en el mayor productor mundial de aceite de oliva. Su valor en la vida cotidiana y las dificultades logísticas de otras épocas hicieron del olivo un cultivo esencial, extendido por todo el Mediterráneo.
Tras la Guerra Civil Española, el sector sufrió una profunda crisis debido a políticas que limitaban su desarrollo, afectando especialmente a los productores catalanes. La imposición de precios bajos y la prohibición de exportar favorecieron a otros países como Italia.
El gran cambio llegó en 1986, con la entrada de España en la Comunidad Europea. Las ayudas y subvenciones permitieron modernizar las almazaras y recuperar la calidad del aceite, marcando el inicio de una nueva era para este tesoro natural que hoy forma parte esencial de la identidad de Caterra y de nuestra tierra, la Terra Alta.
Las olivas
Variedades
En Caterra cultivamos solo dos variedades de olivo: Empeltre y Arbequina. La Empeltre, con su carácter suave y tradicional, ocupa el 80% de nuestros olivares, siendo el reflejo más puro de nuestra tierra. La Arbequina, delicada y aromática, complementa la esencia de un aceite virgen extra auténtico y lleno de identidad.

Empeltre
Variedad de olivo milenaria, cuyo nombre proviene de la palabra catalana empelt (injerto), en referencia a la forma en que se propagó por el Bajo Aragón y Terra Alta. Su maduración es temprana, hacia noviembre, y sus frutos, de color negro intenso, se esconden entre un follaje denso.
El aceite que produce es de gran calidad, con un rendimiento elevado (20-23%) y un perfil sensorial inconfundible: color dorado, aroma afrutado y un sabor suave, ligeramente dulce a medida que avanza la campaña. Un aceite equilibrado y elegante, que expresa el alma de nuestra tierra.
Arbequina
Originaria del pueblo de Arbeca (Lleida), la Arbequina es hoy una de las variedades más cultivadas en Cataluña. De árbol pequeño y porte abierto, da frutos pequeños y esféricos, que maduran a partir de la segunda quincena de noviembre.
Su aceite es muy apreciado por su calidad excepcional, con un perfil suave, aromático y equilibrado. Con un buen rendimiento (20-22%) y gran versatilidad, es ideal para coupages y muy valorado en el mercado internacional. Una variedad resistente, precoz y generosa, que aporta elegancia a cada gota.

Elaboración
Un aceite que nace del cuidado y la pureza del proceso
El aceite de oliva virgen extra de Caterra se obtiene exclusivamente mediante procesos físicos y mecánicos, sin intervención química, respetando al máximo el fruto y el entorno. Desde la molturación hasta la decantación, todo el proceso se lleva a cabo con modernos sistemas continuos que garantizan una extracción limpia, eficiente y sostenible, minimizando residuos como el alpechín.
Las aceitunas se recogen a mano o con vibrador, siempre en su punto óptimo de maduración, y se procesan en las 24 horas siguientes a la cosecha para preservar al máximo sus propiedades. Una vez limpias y clasificadas por calidad y variedad, se molturan y se separa el aceite del orujo mediante centrifugación, sin alterar sus cualidades naturales.
El resultado es un aceite virgen extra de altísima calidad, almacenado en depósitos de acero inoxidable a temperatura y luz controladas, donde termina de decantarse de forma natural. Un producto que resume lo mejor de nuestro olivar: tradición, innovación y respeto por la tierra.
